«El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del Cielo y de la Tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que Él da a todos vida y aliento y todas las cosas…». Hechos 17:24-25

En toda la Sagrada Escritura se nos presenta a Dios como nuestro Creador y el de todo lo que existe. Él es el generador eterno, creó todo y no fue creado por nadie, porque es autoexistente.

Cuando Pablo dice que Dios es el Señor del Cielo y de la Tierra y, por lo tanto, no habita en templos hechos por manos humanas, algunos, especialmente los que no pertenecen a ninguna iglesia, tienden a usar esta palabra para justificar su ausencia en la casa de Dios.

Sin embargo, Pablo estaba hablando de la grandeza de Dios, nos estaba haciendo reflexionar: «¿Crees que el Dios que creó la Tierra, el mundo y todo lo que en él existe puede ser contenido dentro de un templo hecho por manos humanas?». Él no estaba hablando de la nulidad o la falta de importancia de los templos.

Pero, convenientemente, muchos dicen que no necesitan ir a la iglesia. Ahora bien, si eso fuera verdad, el propio Dios se habría contradicho cuando David propuso hacer un templo para Él, y no solo aprobó la idea, sino que también dio las directrices para que Salomón pudiera construirlo. El Templo de Salomón es el único en el mundo cuyo arquitecto fue el propio Dios.

Entonces, si Dios estuviera en contra de la existencia del templo y la asistencia al templo, jamás habría solicitado y jamás habría permitido que tantos recursos fueran invertidos en la construcción del Templo de Salomón.

Sin embargo, aunque una casa construida para Dios sea un lugar digno de alabanza, necesario y bendecido por Él, pues el Señor Jesús dijo que: «… donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos», Mateo 18:20, Él también deja muy claro que no quiere habitar en un lugar de ladrillos, sino en el templo que Él mismo construyó, nosotros.

Por lo tanto, el mayor deseo de Dios es hacer morada en usted, por eso hablamos tanto sobre el Espíritu Santo, que el Señor Jesús prometió para los que creen en Él (Juan 14:16).

Además, el texto dice que Dios, siendo autosuficiente, no necesita que ninguna mano humana, que ninguna criatura Lo sirva o Le presente algo como si Él lo necesitara, porque siendo el Todopoderoso, la fuente de todo poder, lo que desee puede proveérselo a Sí mismo. Entonces, Dios no nos necesita ni a mí ni a usted, Él elige ser servido por nosotros, no por necesidad, sino por placer, por amor, por desear tener una relación con nosotros, así como un padre o una madre desean tener una relación con su hijo. Este es el deseo de Dios.

Independientemente de si usted es ateo o de si tiene religión o no, está escrito que Él es quien les da vida y aliento a todos. No obstante, la mayoría no reconoce esto.

El ser humano contamina el aire, destruye los mares, la naturaleza, pero todo lo que Dios creó fue perfecto, y el ser humano, al alejarse de Él, no reconoce a su Creador.

«… porque en Él vivimos, nos movemos y existimos…». Hechos 17:28

Este es el reconocimiento que Dios espera de un ser inteligente creado por Él a Su imagen y semejanza. Aunque no necesita de nosotros, espera de nosotros el reconocimiento de quién es Él y de cuánto dependemos de Él.

Vea el mensaje completo en el siguiente video.