Tengo dos preguntas difíciles para hacerle y deberá ser valiente para responderlas con sinceridad:

1.ª ¿Su bendición o su sueño de vida se volvió su dios; se volvió más importante para usted que el propio Dios?

La respuesta automática de las personas es: «No, claro que Dios es más importante». Pero, cuando Dios no le da lo que pidió y usted, decepcionado, se queda sin ganas de orar, sin ganas de ir a la iglesia e invertir en su relación con Él, es porque aquello que pidió ya se volvió su dios.

2.ª ¿Dios se volvió un medio para el fin, una manera de alcanzar el objetivo? ¿Usted busca a Dios solo por el poder que tiene para darle lo que quiere?

Cuando una persona quiere a Dios de verdad, Él es el inicio y el fin, el propósito, la palabra final; Su voluntad es la que cuenta. Manténgase atento, porque tal vez cayó en la trampa de perseguir bendiciones y se olvidó del bendecidor, está frío en la fe, amargado.

Si le sucedió eso, regrese, arrepiéntase, ponga ese sueño debajo de Dios y acepte Su voluntad para usted.