¿Ya escuchó la siguiente frase: «Usted entiende todo mal»? Si esto le sucede con frecuencia, tal vez haya un motivo. Muchas veces nuestra percepción del mundo es moldeada por experiencias pasadas, especialmente por dolores y decepciones.

Entonces, si siempre entiende todo por el lado negativo, puede ser que se vea a sí mismo como la víctima y que vea a los demás como los villanos. Sin embargo, muchas veces esta mentalidad surge de un trauma no resuelto. Alguien lo lastimó en el pasado y eso lo llevó a generalizar, creyendo que todos están en su contra, incluso Dios.

Ese resentimiento crea un círculo vicioso de negatividad, pues las personas así tienen la costumbre de juzgar a los demás precipitadamente, interpretar palabras y gestos de forma negativa y vivir en un estado de rabia constante. No obstante, el problema puede estar dentro de usted. Como en la historia de la ventana sucia: la suciedad estaba en el vidrio, no en la ropa de la vecina.

Un ejemplo bíblico es Caín, quien, en lugar de aprender con la corrección de Dios, entendió todo mal y mató a su hermano Abel motivado por la envidia. Su error lo llevó a una vida de soledad y sufrimiento. Lo mismo sucede con quien carga dentro de sí rencores: la lista de desafectos crece y la persona se termina aislando.

Si reconoce que tiene este comportamiento, sepa que hay una salida: cambie su perspectiva. Pídale a Dios para ver el mundo con otros ojos. Cuando entiende que todos se equivocan, incluso usted, se vuelve más fácil perdonar y seguir adelante.

Libérese de la amargura y experimente una vida más ligera y feliz.

Escuche el mensaje completo en el siguiente video.