VEA CÓMO ANDA
¿Cómo ha andado, prudentemente o como un necio? Sus decisiones de hoy generarán los resultados que desea obtener mañana
La sabiduría Divina nos aconseja
«Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.»
Efesios 5:15-16
Este consejo nos invita a ver con prudencia e inteligencia cómo hemos andado, para no ser necios. Según el diccionario, necio es:
1- Aquel que está desprovisto de conocimiento y discernimiento. Alguien estúpido, ignorante.
2- Aquel que no tiene aptitud o competencia; incapaz, inepto.
La Palabra de Dios nos alerta que no vivamos como ignorantes, sino como sabios, redimiendo el tiempo, es decir, aprovechando el tiempo al máximo, sin desperdiciarlo. La época de fin de año es muy propicia para eso. Debemos usar la inteligencia y sopesar en la balanza si nuestros comportamientos están valiendo la pena y si nos proporcionan los resultados que queremos. De esta manera, decidimos lo que debemos seguir haciendo o no.
Rever el orgullo, el perdón que no le da a quien lo hirió y la forma dura de mantener una lista de quien lo lastimó, porque eso no le funciona a nadie. Sin embargo, el perdón funciona.
Por ejemplo, tal vez usted llegue a la conclusión de que, durante el último tiempo, todo lo que hace gira alrededor de ganar dinero, porque piensa que le dará las respuestas que necesita. Entonces, todas sus decisiones son ganar más dinero, y el resultado de eso tal vez es que ahora tiene un saldo bancario mejor, pero perdió su matrimonio, su salud y su comunión con Dios, porque el dinero se volvió su dios. Así como en la historia del hombre rico que tuvo una gran cosecha y pensó:
«Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?»
Lucas 12:18-20
Vemos a tantos famosos, sin contar a las personas anónimas, jóvenes, ricos, que tenían todo para vivir bien, pero murieron estúpidamente; y la pregunta que queda es: ¿Dónde están sus almas?
Por eso, la Palabra de Dios nos alerta que no andemos como tontos, perdiendo el tiempo, sino redimiendo el tiempo. En otras palabras, debemos entender que el tiempo es la mayor riqueza que tenemos, incluso mayor que el dinero.
Si no toma actitudes sabias, su vida solo empeorará, y sepa que usted solo podrá culpar a una persona por eso, a usted mismo.